
19/06/2025
Honrar nuestras raíces es un acto profundo de sanación.
Es mirar hacia atrás con respeto y abrirnos a tomar lo que nos fue dado: la vida.
Honrar a nuestros abuelos —aun sin haberles conocido o comprendido del todo— es reconocer que, gracias a ellos, hoy estamos acá.
Desde una mirada terapéutica, cuando tomamos consciencia de nuestras raíces, tomamos también la fuerza que viene con ellas.
No se trata de juzgar ni de idealizar, sino de aceptar.
Aceptar lo que fue, integrar lo recibido y soltar lo que no nos corresponde.
Cuando podemos agradecer la vida que nos llegó a través de ellos, algo en nosotros se alinea.
Y desde ese lugar, podemos avanzar más livianos, con más fuerza y en mayor coherencia con quienes verdaderamente somos.