24/10/2023
Cuando pensamos se producen en el cerebro neurotransmisores que activan hormonas en nuestro cuerpo. Estas determinan la energía que se mueve en nosotros.
Cuando pensamos que la gente a nuestro alrededor es la causa de nuestra infelicidad y que están determinando nuestras emociones y conductas, la energía que se mueve dentro de nosotros y en nuestro alrededor es negativa. Por lo tanto, nuestro cerebro se programa para ver lo negativo y lo atraemos y respondemos a las situaciones de una manera critica, actuamos tensos, desconfiados, inseguros, y nos repetimos con palabras y gestos esos pensamientos negativos y entonces atraemos todo aquello que no nos gusta y pensamos y decimos que los otros tienen la culpa.
A donde vamos llevamos la forma que tenemos programada de percibir al mundo y pensamos y actuamos en concordancia con eso. Por lo tanto, en ese otro lugar, terminamos relacionándonos de la misma forma y al final se repite el mismo patrón de malestar.
Cuando el pensamiento es positivo, la energía dentro de nosotros es de amor e irradia energía positiva a nuestro alrededor, entonces nuestro cerebro puede ver las oportunidades que se presentan, estimular lo bueno de las personas, agradecer y sabemos poner límites desde el amor y respeto que sentimos por nosotros con amor y respeto al otro. Nos responsabilizamos de nuestras acciones y cuando ocurre un error, en lugar de percibir una catástrofe, vemos una oportunidad para aprender y hacerlo diferente la próxima vez.
Si me siento bien conmigo mismo, responsable de mis emociones y de mi forma de actuar, seguro de mí, soy constante, veo las dificultades como un reto a superar, puedo ver lo positivo en los otros, se poner límites con respeto y agradezco a Dios cada nuevo día y todas las capacidades que me dio, me va a ir bien en cualquier lugar donde valla.