12/07/2021
Las experiencias psicosociales traumáticas y la adversidad en la niñez se han asociado con un mayor riesgo de trastornos internalizantes (ansiedad, depresión, retraimiento, fracaso escolar...) en la adolescencia y la edad adulta y con una variedad de anomalías estructurales cerebrales.
Sin embargo, pocos estudios han examinado el vínculo entre las prácticas de crianza severas y la anatomía del cerebro, fuera del maltrato severo o la psicopatología.
Ahora un estudio publicado en la revista ' Development and Psychology, arroja evidencias científicas sobre los efectos perjudiciales de la educación de "mano dura" o "la letra con sangre entra" en la niños.
Sabrina Suffren, de la Universidad de Montréal y del Centro de Investigación CHU Sainte Justine, en colaboración con investigadores de la Universidad de Stanford, han analizado cómo prácticas comunes e incluso socialmente aceptables en todo el mundo durante la formación de los más pequeños influyen directa y físicamente en su cuerpo durante la maduración cerebral.
En este estudio, se examinaron los datos neuroanatómicos de 94 jóvenes con estilos educativos coercitivos altos y bajos y diferentes niveles de ansiedad. Se observaron volúmenes más pequeños de materia gris en las regiones de la corteza prefrontal y en la amígdala en jóvenes con niveles altos vs. bajos de crianza severa a lo largo del tiempo.
Además, observaron efectos de interacción significativos entre las prácticas parentales de "mano dura" y los síntomas de ansiedad subclínica en el grosor cortical cingulado anterior rostral y en el volumen de la amígdala. (Se debe seguir a estos jóvenes en el tiempo para identificar qué jóvenes desarrollarán o no un trastorno de ansiedad y para comprender los factores asociados con el desarrollo de la psicopatología de ansiedad sostenida.)